Los tumores cutáneos son acumulaciones anormales de diferentes tipos de células que pueden estar presentes desde el nacimiento o bien desarrollarse con posterioridad. Cuando el crecimiento es controlado y las células no se extienden a otras partes del cuerpo, estas formaciones cutáneas (tumores) son no cancerosas (benignas).
Cuando el crecimiento es incontrolado y las células invaden tejido normal o se extienden (hacen metástasis) hacia otras partes del cuerpo, los tumores son cancerosos (malignos).
Ya que muchas de estas lesiones son similares, el dermatólogo es el especialista que deberá realizar la inspección de la piel, la valoración de las lesiones y el diagnóstico y tratamiento si fuera necesario.